domingo, 3 de agosto de 2008

Poema de María Krill




Chimeneas.
Descarne que precede al cielo.
La figura humana se deshizo.

Estoy en los pasillos secos,
polvo que alumbra la mitad de la noche
soy también
pequeña piedra
que golpea los músculos,
mármol sobre la identidad
y las nubes del silencio.

Caminemos atados de las manos
que el miedo está y desaparece,
que el ruido está y desaparece,
que desaparece la otra parte
y el aire que se busca
y el amor que se va a destiempo,
y el hijo
y el otro que no es el hijo
y desaparece,
y la mujer desnuda
y el que no conozco, pero es el mismo
que aquél, el temblor,
el feto descuidado sobre las mesas,
el sexo abierto como una bolsa
sin muerte ni dolor, sólo desaparece.

En fila al desarmadero de voces,
perros aúllan,
ellos vestidos de negro,
un número en el humo que precede,
piedra del azar en la cuna sombría.

De pie,
todos de pie antes,
antes que arda el pelo guardado entre las uñas,
antes que el agua amanezca
donde se secó la noche,
antes y después de cada desbarranco,
de la acumulación de fósforo,
de los que vimos llorar,
de los que vimos.


MARIA KRIL

Imagen: Luis Felipe Noé