El aire se atormenta
ante tanta hermosura desatada,
Camila, cuando atenta
te arrojo mi mirada
y en la pantalla queda cautivada.
Es por tu don divino
que el alma que en deseo esta sumida
tiende a extraviar el tino
y se siente perdida
las cosas desconoce,
y no sabe del día y de la hora
solo persigue el goce,
tu imagen floreciente y tentadora.
Traspasa el aire todo
hasta llegar feliz a cada esfera
sin reparar el modo,
la senda valedera,
ánima, que porfía y desespera.
Vé cómo el gran maestro
que con tanta pericia te ha flimado,
con movimiento diestro,
produjo lo más bello que he mirado,
una escena como esta
merece mil desbordes
y me envía
a quedar sin respuesta,
a moverme sin guía,
a perder la dulcísima armonía.
Es Camila que entrega
todo un mar de dulzura y finalmente
el alma alli se anega
y ningún accidente
extraño y pregrino oye o siente.
¡Oh desmayo dichoso!
¡Oh muerte que das vida!
¡Oh dulce olvido!
Y verlo es asombroso
y se nubla el sentido
¡Cuanto sobrio eremita que ha cedido
a tu fuerte reclamo!
Se han renido sin más, sabios ascetas,
y olvidados de su amo,
en sus horas secretas
tiemblan ante la gloria de tus tetas.
Corolario
¡Que no te insulten más naturaleza!
La carne es pudrición y maravilla,
tan compleja y te tildan se sencilla
tan colosal, tan pródiga, tan rica,
que cuando la ficción te magnifica,
el cuerpo se trasciende en su belleza.
Lic. Graciela Tustanoski, Principessa Di Ramos
ante tanta hermosura desatada,
Camila, cuando atenta
te arrojo mi mirada
y en la pantalla queda cautivada.
Es por tu don divino
que el alma que en deseo esta sumida
tiende a extraviar el tino
y se siente perdida
las cosas desconoce,
y no sabe del día y de la hora
solo persigue el goce,
tu imagen floreciente y tentadora.
Traspasa el aire todo
hasta llegar feliz a cada esfera
sin reparar el modo,
la senda valedera,
ánima, que porfía y desespera.
Vé cómo el gran maestro
que con tanta pericia te ha flimado,
con movimiento diestro,
produjo lo más bello que he mirado,
una escena como esta
merece mil desbordes
y me envía
a quedar sin respuesta,
a moverme sin guía,
a perder la dulcísima armonía.
Es Camila que entrega
todo un mar de dulzura y finalmente
el alma alli se anega
y ningún accidente
extraño y pregrino oye o siente.
¡Oh desmayo dichoso!
¡Oh muerte que das vida!
¡Oh dulce olvido!
Y verlo es asombroso
y se nubla el sentido
¡Cuanto sobrio eremita que ha cedido
a tu fuerte reclamo!
Se han renido sin más, sabios ascetas,
y olvidados de su amo,
en sus horas secretas
tiemblan ante la gloria de tus tetas.
Corolario
¡Que no te insulten más naturaleza!
La carne es pudrición y maravilla,
tan compleja y te tildan se sencilla
tan colosal, tan pródiga, tan rica,
que cuando la ficción te magnifica,
el cuerpo se trasciende en su belleza.
Lic. Graciela Tustanoski, Principessa Di Ramos